Animales que no existen en ningún otro lugar, especies rarísimas, mezclas imposibles… y una idea que parecía casi de ciencia ficción: una línea invisible que separa la fauna y la flora en dos, y que los animales no cruzan. Esa línea existe y se llama línea Wallace.
Una frontera que no se ve, pero funciona
La línea Wallace es una frontera biológica imaginaria que atraviesa el sudeste asiático. No está marcada en el suelo, no hay carteles ni vallas, pero su efecto es brutal. A un lado, animales típicos de Asia. Al otro, especies propias de Australia.
Y lo más sorprendente: aunque las islas estén muy cerca entre sí, muchas especies nunca la han cruzado.
Quién fue Wallace (y por qué importa)
La línea lleva el nombre de Alfred Russel Wallace, un naturalista del siglo XIX que pasó años explorando esta región. Observó algo que no cuadraba: islas muy cercanas, pero con animales completamente distintos. Sus estudios fueron tan importantes que influyeron directamente en la teoría de la evolución, al mismo nivel que Darwin (aunque su nombre sea bastante menos famoso).
¿Dónde está exactamente?
La línea pasa, entre otros puntos: entre Borneo y Sulawesi, y entre Bali y Lombok.
Este último ejemplo es el más impactante: Bali y Lombok están separadas por apenas unos kilómetros de mar… pero su fauna es radicalmente distinta. En Bali encuentras monos, ciervos, ardillas. En Lombok empiezan a aparecer aves y especies mucho más cercanas a Australia.

¿Por qué los animales no la cruzaron?
La clave está en el fondo marino.
Durante las grandes glaciaciones, el nivel del mar bajó mucho. Muchas islas quedaron conectadas por tierra firme, lo que permitió que animales se desplazaran. Pero justo donde pasa la línea Wallace hay profundas fosas marinas que nunca quedaron al descubierto, ni siquiera cuando el nivel del mar era mucho más bajo. Resultado: los animales asiáticos no pudieron cruzar hacia el este y los animales australianos no pudieron avanzar hacia el oeste. Cada lado evolucionó por separado durante millones de años.
Algunos ejemplos que ayudan a entenderlo son: Al oeste (Bali, Tailandia) de la línea Wallace: tigres (antiguamente), elefantes, rinocerontes, primates… Al este (Lombok, Australia) de la línea Wallace: canguros y marsupiales, aves muy particulares, especies que recuerdan más a Australia que a Asia.
¿Qué es lo más sorprendente?
Cuando te mueves por Indonesia, Malasia o Australia y sabes que esta línea existe, el viaje cambia. Dejas de ver solo playas y selvas, y empiezas a entender por qué la naturaleza es como es aquí.
No es casualidad, no es azar. Es historia geológica pura. Y pensar que todo eso está marcado por una frontera que no se ve, pero que ha decidido qué animales viven dónde…










