Munduk, naturaleza en el norte de Bali

¿Qué esperábamos de Munduk?

Después de varios días recorriendo zonas de Bali muy distintas entre sí, seguíamos buscando algo más: esa esencia natural y local que sabíamos que esta isla también escondía. Ya habíamos tenido dosis de espiritualidad, de caos urbano, de cafés de moda y de villas con encanto… pero queríamos volver a conectar con la naturaleza salvaje, esa que tantas veces habíamos encontrado en otras islas de Indonesia. Fue entonces cuando pusimos la vista en el norte de Bali. Habíamos leído que allí se encontraban pueblos como Munduk o Kintamani, lugares rodeados de montañas, plantaciones de café, cascadas imponentes y paisajes más auténticos.

La elección entre uno u otro no fue fruto de una comparación detallada, sino más bien de buscar qué zona encajaba mejor con los alojamientos y los lugares que queríamos visitar. Y así, casi por azar, fue como Munduk se convirtió en nuestra nueva parada. ¿La intuición? No falló.

La llegada

Como en la mayoría de los trayectos en Bali, llegamos a Munduk con un driver que habíamos contratado previamente. Esta vez, el camino fue un poco más “movido” de lo habitual: carreteras estrechas, muchas curvas y una pendiente constante que nos recordaba que estábamos adentrándonos en zona de montaña.

Aunque el viaje fue largo y algo incómodo, lo entendimos todo al llegar. Cuando uno busca naturaleza en estado puro y un lugar alejado del turismo masivo, lo lógico es que no sea tan fácil llegar. Y esa dificultad de acceso ya era una buena señal.

La tranquilidad del lugar, la vegetación que nos rodeaba y la temperatura más fresca nos hicieron olvidar enseguida el vaivén del trayecto.

Primeras impresiones

Nada más llegar al hotel y asimilar lo que teníamos frente a nosotros… ¡una auténtica maravilla! Las vistas desde nuestra terraza eran de postal, la habitación amplia y cómoda, y una piscina que fue todo un lujo inesperado. El restaurante del alojamiento, además, nos sorprendió: platos riquísimos y a precios locales, algo que en otras zonas de Bali es difícil encontrar.

A nuestro alrededor, apenas unos pocos warungs y una tiendecita donde comprar lo imprescindible. ¿Turistas? Muy pocos. Alguna pareja suelta, alguna familia, pero la tranquilidad era total.

Salimos a buscar un café, pero pronto nos dimos cuenta de que no sería tarea fácil. En sitios menos turísticos como este, el café que sirven suele ser balinés (con posos), y aunque sabíamos que era típico, nos decepcionó un poco. Aun así, lo aceptamos como parte de la experiencia.

Munduk es un pequeño pueblito en el que no hay grandes cosas que hacer, y precisamente ahí reside su magia. Veníamos buscando calma, naturaleza y reconectar un poco… y este rincón del norte de Bali nos ofrecía justo eso.

Recorriendo Munduk

Nuestros días en esta ciudad del norte estuvieron marcados por varios factores: una llovizna casi constante, un fresquito inesperado (vale, no era el frío de León, pero sí el de Asturias en entretiempo), una gestión importante de cara a nuestros siguientes pasos viajeros, de la que os hablaremos más adelante, y, sobre todo, la necesidad de darnos un respiro.

Estuvimos en total tres días completos en esta zona, pero solo uno lo dedicamos realmente a explorar. El resto, disfrutamos del entorno desde nuestra terraza, de las vistas infinitas y de ese silencio que tanto habíamos echado de menos.

Para la jornada de exploración, pedimos al hotel que nos pusiera en contacto con un driver local, y a las 8 de la mañana, después de un desayuno con vistas, arrancamos. Las carreteras eran todo un reto: estrechas, curvas infinitas, coches y motos por doquier… pero el paisaje lo compensaba con creces.

La primera parada fue en un mirador con vistas al Twin Lake, dos lagos espectaculares separados por una estrecha franja de tierra. Las vistas eran de postal. Lo que no nos gustó nada fue ver una especie de “mini zoo” montado allí, con iguanas, civetas y unos murciélagos enormes, expuestos como reclamo turístico. Muy cuestionable.

Desde ahí, pusimos rumbo al que sería nuestro gran destino del día: Sekumpul Waterfall. Tardamos casi dos horas en llegar, entre curvas cerradas y naturaleza salvaje. Antes de llegar al parking, nos intentaron colar un trekking guiado que no habíamos pedido ni planeado, pero tras explicarles (no sin algo de insistencia) que solo queríamos llegar al mirador, accedieron a llevarnos.

Una vez en la taquilla, nos ofrecieron distintas opciones (con guía, sin guía, varias cascadas, solo mirador…). Lo teníamos claro: queríamos llegar al mirador por nuestra cuenta, sin extras. Empezamos a caminar por un sendero que pasaba por el pueblo, y después de unos 25 minutos (con algunas cuestas), llegamos a un lugar que nos dejó sin palabras. ¡Qué cascada! Majestuosa, imponente, poderosa.

Allí arriba, en un pequeño café con vistas, nos tomamos un café balinés y disfrutamos del momento. Luego descubrimos que ese lugar es considerado uno de los cafés con mejores vistas de Bali, y no nos extraña en absoluto. Fue uno de esos rincones que no se olvidan.

De vuelta al coche, teníamos otros dos puntos pendientes. El primero, Bali Handara Gate, una de esas puertas balinesas que se han hecho famosas en Instagram. El plan inicial era parar a sacar unas fotos, pero ya sabíamos por nuestro driver que podía haber colas de hasta dos horas… ¡para una foto! Así que simplemente paramos 10 minutos, vimos la puerta (que da entrada a un campo de golf, nada místico), sacamos dinero en un cajero cercano y nos fuimos.

La última parada fue el templo Pura Ulun Danu Bratan, que prometía vistas únicas al lago y un entorno más “auténtico”. Lo que nos encontramos fue un caos de autobuses, turistas, cafés y spots preparados para la foto perfecta. Nada de lo que habíamos imaginado. Entramos, dimos una vuelta rápida (no más de media hora) y decidimos volvernos al hotel. Allí, comimos tranquilamente y pasamos el resto del día relajados, reflexionando sobre lo vivido y disfrutando, una vez más, de las vistas desde nuestra terraza.

El punto final en esta zona

Para cerrar nuestra estancia en Munduk, volvimos a hacer lo que ya se había convertido en costumbre: negociar con un driver local a través del hotel. Nos recogió pronto por la mañana, con la niebla aún agarrada a las montañas, y pusimos rumbo a nuestra siguiente aventura. Con las mochilas al hombro, el corazón un poco más tranquilo y la sensación de haber encontrado, por fin, una Bali más salvaje, más serena y menos turística. Munduk nos dio justo lo que necesitábamos en ese momento.

Reflexión sobre Munduk

Munduk fue como descubrir nuestro propio paraíso natural. Pasamos tres días en un alojamiento que nos enamoró: las vistas desde la terraza, la comida deliciosa, la piscina con niebla por la mañana y ese clima que nos recordaba inevitablemente a casa (¡ay Asturias!). Aprovechamos para descansar, cerrar gestiones importantes y explorar algunos de los rincones más impresionantes del norte de Bali.

Nos fuimos con cierta tristeza, porque esta zona nos regaló justo lo que necesitábamos: paz, autenticidad y conexión con esa Bali más salvaje y menos turística. Aunque algunos lugares nos decepcionaron, también descubrimos templos tranquilos, personas locales encantadoras y cascadas que parecían de otro planeta.

¡Nuestra recomendación!

Si te apasiona la naturaleza, las montañas y las cascadas, Munduk es tu rincón ideal en Bali. No encontrarás grandes resorts, pero sí alojamientos con mucho encanto, vistas infinitas, caminos por la selva y un ambiente local muy auténtico. Te recomendamos dedicarle más de un día para empaparte de todo lo que esta zona tiene que ofrecer… y porque una noche aquí sabe a poco.

En Munduk encontramos esa Bali que tanto buscábamos: la de los paisajes que te dejan sin aliento, los días sin prisas y el alma en calma. Y aunque seguimos nuestro camino, una parte de nosotros se quedó allí, entre montañas, cascadas y silencios que lo dicen todo.

¿Qué hacer en Munduk?

Imprescindibles

  • Mirador del Twin Lake: situado entre los dos lagos gemelos, donde podrás tener una visión de ambos y de un espectacular entorno montañoso. Ademas, si lo prefieres, podrás elegir entre varias rutas de senderismo que hay por los alrededores
  • Sekumpul Waterfall: cascada escondida entre naturaleza salvaje. Podrás observarla desde una de las mejores cafeterías de toda la isla (seguro que has visto alguna foto). Aquí también podrás hacer varias rutas que te llevarán hasta los pies de la cascada o visitar todas las que hay alrededor

Si tienes más tiempo

  • Git Git Waterfall: cascada entre naturaleza, aunque un poco menos espectacular que la Sekumpul Waterfall
  • Pura Ulun Danu Bratan: conjunto de templos hinduistas en los alrededores de un lago, con ciertas edificaciones construidas sobre el agua. Para nosotros fue demasiado turístico, no solo por la gente sino porque parecía un parque temático
  • Kintamani: otra zona de naturaleza exhuberante y majestuosa en el norte de Bali; acompañada por el majestuoso Batur
  • Trekking por las montañas: en Munduk podrás hacer infinidad de trekking por sus montañas, por ejemplo, Gunung Batukaru

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