Filipinas sin filtros
Nuestra opinión
Filipinas fue el punto de partida de nuestro viaje sin billete de vuelta. Y, después de todo lo vivido, podemos decir que fue un acierto empezar por aquí.
Nos encontramos con esas playas de postal que tantas veces habíamos visto, con mares que esconden criaturas que solo se dejan ver en estas aguas y con un sinfín de paralelismos con el español que nos hacían sentir un poco como en casa. Fue un inicio lleno de paisajes de película, aventuras bajo el agua y momentos que recordaremos siempre.
Pero no todo fue idílico. Filipinas también nos dejó un sabor agridulce: demasiados perros callejeros, cierta dejadez en playas y lugares emblemáticos, y una cultura que, en ocasiones, nos resultó menos acogedora de lo que esperábamos.
Si tuviéramos que definir nuestra experiencia, en una palabra, sería contradictoria. La naturaleza nos deslumbró; la cultura, en cambio, nos descolocó. Tal vez herencia del pasado español, tal vez fruto de otros factores, pero lo cierto es que nos dejó sentimientos encontrados.
Aun así, hay rincones que nos enamoraron y a los que sin duda volveríamos: Siargao, Camiguín o Bohol siguen en nuestra lista. Pero si nos preguntan si Filipinas fue el mejor país del sudeste asiático, para nosotros, la respuesta es que no.


















